El mantenimiento de las escobillas es bastante simple. Lo primero es mantener el cristal lo más limpio posible, puesto que la suciedad que se acumula deteriora la superficie limpiadora de las escobillas.
Aún con todo, es aconsejable cambiar las escobillas cada año, especialmente al comienzo de la temporada de lluvias. Para limpiar las escobillas con mayor facilidad deberemos retirarlas del brazo del limpiacristales. Una vez hecho esto, procederemos a eliminar el polvo y la suciedad con un trapo blando, preferentemente humedecido con un producto limpiacristales.
Si aun así no consiguiéramos dejar la escobilla completamente limpia, podemos probar con una esponja o un trapo, pero nunca con elementos más duros (como cepillos con cerdas metálicas), ya que podríamos dañar la escobilla.